Ya hace algún tiempo que conocí este lugar apartado del mundo, donde comer bien y disfrutar de la naturaleza se unen al mismo tiempo.

Insertado en plena «Ruta del Agua«, junto al pueblo de Guillena, (si os fijáis en el mapa de wikiloc, mirad donde acaban andando…obvio, parada técnica gastronómica!), lugar perfecto para disfrutar del comienzo de la primavera, de esos clásicos Domingos que queremos aprovechar al máximo. Uno puede reservar una mesa, dentro, a la sombra o al solecito y, a la vez que curte el sentido del gusto por las delicias ibéricas y cotidianas que te sirven, puede deleitarse con el olfato del puro olor del campo, de la vista al estar incrustado en medio de la sierra, frente al embalse de la «Rivera de Huelva».

No os asombréis si durante la comida os pasa junto a los pies un jabalí (doméstico), un cerdo, una cabra o una gallina. Parece como si hubieran construido a drede el escenario, porque cuesta creer que sea tan auténtico.

Aunque por mi parte fui directo a la comida, desde el punto de vista de una persona que le encanta la naturaleza, y el senderismo, lo ideal es ir temprano en la mañana, hacer la ruta, andando o en bici, y buscar el merecido premio parando a comer aquí.

Muy recomendable sin duda es que terminéis el homenaje con un surtido de postres de la casa, creedme, son caseros, y a cada cual mas goloso y exquisito.

¿Cómo llegar?, bueno, mi referencia es desde Sevilla, llegas a Guillena, la cruzas, y coges un carril aproximadamente durante unos 12 kilómetros que te lleva directo a la venta. Es el mismo carril que hay que seguir para comenzar la ruta de senderismo.

Espero que uno de mis próximos post sea el dedicado a la Ruta del Agua, y quitarme esa espinita que tengo.