A la jornada de ayer se le podría llamar de muchas formas, pero entre tantas, «niño cabezón que quiere su palo» podría ser muy acertada. En la mañana, minutos antes de salir se presentó Henrry y Adeline para despedirnos a Anuke y a mi, nos habían traído agua purificada de Nuestra Señora de Lourdes, algo […]